Por: Raúl Armenta Asencio
Con media hora de retraso (pero a estas alturas ya nada me sorprende), el viernes 12 de diciembre se presentó en el rojo café el standupero mexicano, Hugo Pérez, el «Cojo Feliz», quien ante un auditorio lleno, hizo reír con chistes en donde habló de la navidad, las posadas, el maratón Guadalupe-Reyes (que iniciaba ese día) y los problemas que tiene en su rodilla, por lo que usa bastón y de donde viene su apodo, «Cojo Feliz».
Antes de su presentación, el host de la noche, Daniel Flores, salió al escenario a presentar a los otros dos standuperos que abrirían el espectáculo, César Martel y Édgar Pineda. En su presentación, Daniel Flores trató de hacer reír al público con un par de chistes de, en mi opinión, muy mal gusto, refiriéndose a los casos de pederastia de Marcial Maciel; no es que esté a favor de este polémico personaje, pero los chistes que hizo involucraban a los niños. Fue muy poca la gente que rió durante su presentación.
Después fue el turno de César Martel, un muchachito que desde que puso un pie en el escenario se mostró nervioso, lo que provocó que algunos de sus chistes, que eran muy buenos, perdieran la gracia, pues no lograban impactar al público por culpa de los tartamudeos que se le salían, o las gotas de sudor que eran visibles en su rostro. Aunque poco a poco se le fue quitando ese miedo, no fue lo suficientemente rápido como para alcanzar a impactar en el público cuando fue su momento de bajar del escenario.
El tercer standupero de la noche, Édgar Pineda, intentó hacer reír, incluso lo logró por momentos, pero sus chistes caían en lugares comunes, como la violencia que se vive, y la «ignorancia» de nuestro presidente, Enrique Peña Nieto, por lo que al final fueron pocas las risas que se escucharon en el recinto, lo que hizo que saliera decepcionado del escenario.
Después de media hora de escuchar chistes que estaban en la delgada línea de lo bueno y lo malo, llegó el momento de escuchar al estelar de la noche, Hugo Pérez, el «Cojo Feliz», apodo que tiene porque hace unos años tuvo un tumor en la rodilla, lo que se la destruyó por completo. Se notaba que él sí sabía lo que estaba haciendo: desde que dijo su primer chiste de la noche la gente comenzó a reír a carcajadas, como sacando todo lo que los tres standuperos anteriores no habían logrado.
Durante poco más de media hora, el cojo feliz logró que a los asistentes se nos olvidara la situación por la que estamos pasando como país y nos hizo reír con chistes que siempre llegaron en el momento adecuado, logrando que la gente se riera con lo que dijera. Se nota que él sí sabía lo que estaba haciendo.
CAILEGDL 
«…logró que a los asistentes se nos olvidara la situación por la que estamos pasando como país…», si leyera esto y no lo conociera, creería que es un comediante del montón. Lo importante es que tenga talento, no que nos haga olvidar la realidad; quienes publican estas notas deberían dejar de usar frases tan fabricadas por algún derechista y escribir con más naturalidad.